Gente querida, querida gente,
Por fin, hemos elegido nuestra historia en Ciudad de Guatemala y estamos muy emocionadas, porque es una de esas historias que merece la pena ser contada.
Estamos documentando la historia de unas
mujeres que han vivido diferentes situaciones de violencia y que provienen de contextos de bajos recursos económicos, marginalidad y exclusión. Pero que han conseguido
transformar su realidad a partir del trabajo colectivo en un grupo de teatro.
En palabras de una de ellas, Telma Sarceño: "El teatro me ayudó mucho, fue una
herramienta muy buena de cambio, de sanación, de ayuda. Y ahora quiero, tal vez, hacer que otras personas conozcan esa herramienta y
que puedan cambiar su vida y la vida de los que viven con ellos. Que
sepan que siempre hay una salida, más de una salida, bastantes
salidas, lo que pasa es que una se encierra en un cuarto, donde ni
siquiera ventanas ni nada le ponen, sino que es un cubículo así de
dolor, angustia, desesperación, ... Pero se sale"
Las Poderosas se llaman, porque sienten que todas las mujeres somos poderosas, pero no en el sentido de tener el poder o de querer estar por encima de otros u otras, sino de poder salir adelante.
En palabras de Telma Ajín, una de las Poderosas:
"Cuando una dice: Nosotras
somos las poderosas. Nos referimos a ser fuertes no a querer ser más que nadie,
sino a ser fuertes y nosotras mismas"
Ahora trabajan en diferentes comunidades guatemaltecas dando talleres de
teatro con mujeres indígenas, porque quieren que su trabajo pueda expandirse y ayudar a otras a transformar su vida, lejos de la violencia.
En palabras de Rosa García, otra de las Poderosas "Porque los temas que hacemos, como les decía yo a mis compañeras, no
son temas sacados de un libro, son reales, de nosotras mismas, son cosas
que nosotras hemos pasado, pero que lo queremos mostrar para que las
demás mujeres sepan que sí se puede, que podemos jugar, que podemos
reír, que podemos bailar, que podemos ser nosotras mismas y que podemos
salir adelante a pesar de cualquier cosa"
Conocerlas está siendo un regalo de la vida, porque tienen una fuerza, una integridad, un sentido de la justicia, una dignidad y un compromiso con las otras y con la vida, para erradicar la violencia, que alegra el corazón.
En palabras de otra de ellas: "Me llamo Adelma. Viví muchas cosas, pero la verdad estoy bien. Estoy
aquí para decirles a todas las demás mujeres, que estén pasando por
momentos difíciles, que sí se puede salir. Muchas veces una piensa que
ya no puede más, que ya no hay nada que hacer, que no hay ninguna
salida, pero, la verdad, siempre se puede salir. Yo viví lo que viví y
aquí estoy"
Ahora hemos estado grabando sus historias personales, nos han abierto las puertas de sus casas, nos han enseñado sus formas de vida, y también nos han contado su recorrido como colectivo.
La próxima semana viajaremos con una de ellas al Departamento de Sololá, para acompañarla en los talleres que facilita con las mujeres de comunidades.
Ya os seguiremos contando.
Un abrazo enorme, de corazón contento.
Y muchas gracias, una vez más, por todos los apoyos a nuestro proyecto, porque nos encanta que, de alguna manera, forméis parte de nuestro sueño.
Miriam y Laura