domingo, 11 de mayo de 2014

CAPÍTULO 9: EL PUEBLO GARÍFUNA EN LA COSTA CARIBE DE HONDURAS: MUJERES Y HOMBRES DE MAR Y DE TIERRA.


No se sabe a ciencia cierta de dónde viene este pueblo, pero son el resultado de la mezcla de población indígena de las islas caribeñas con los y las esclavas robadas de África. 

Dicen que ahora están viviendo como una especie de tercer destierro. El primero fue el de África, el segundo de la Isla de San Vicente, donde supuestamente se originó la mezcla, y en este momento, nuevamente, quieren despojarles de una tierra en la que llevan más de 200 años viviendo, la costa Caribe hondureña.

Los hijos e hijas del mar y la tierra tienen claro que han resistido, resisten y resistirán para evitar este tercer destierro que, sobre todo, tiene que ver con la amenaza de los megaproyectos turísticos que el gobierno tiene planeados para esta zona, y que conllevan la pérdida no sólo de su territorio sino de su cultura, una “cultura diferenciada” y especial como nos cuentan.

Se dedican a la siembra de yuca, que utilizan para elaborar el casabe, uno de sus platos cotidianos.

El coco es parte fundamental de su dieta, pues parece ser que cuando llegaron aquí, la costa estaba llena de palmeras.

La machuca, a base de plátano machacado, se mezcla con una rica sopa de coco y pescado.




La comida se acompaña de guifiti, bebida fermentada de aguardiente y hierbas, y otra bebida no alcohólica, la calauala, que ayuda a refrescarte en la calidez, mucha y excesiva calidez de esta zona.






 

También se dedican a la pesca.







Además de las delicias gastronómicas, la danza y la música siempre están presentes en sus celebraciones.







Cuentan con un idioma propio, trasmitido desde sus inicios por vía oral, no escrita.





Tienen sus propias radios comunitarias, que les sirven para informar sobre lo que pasa en sus comunidades y trasmitir parte de su cultura por medio de la música.


Se sienten una gran familia, por eso, llaman a la gente mayor "tío" o "tía" como muestra de respeto.

Por todo esto, no pueden permitir que privaticen sus costas, porque la tierra y el mar son su sustento.

La suya es una resistencia por la sobrevivencia, como ellos y ellas dicen, no es un trabajo, no es una cosa a la que dedicarle un ratito, es algo que tiene que ver con su vida. Por eso tienen claro que sin el amor a su pueblo ya no estarían aquí, y que lo que les diferencia de los empresarios, políticos o terratenientes es que ellos y ellas tienen toda la pasión y energía necesarias para defender su vida y su identidad cultural. 

Y su herramienta para resistir es preservar su cultura, y no traicionar a su pueblo, como uno de ellos nos ha dicho "responden con el sonido de sus tambores ante los disparos de las armas de quienes quieren quitarles lo que les pertenece".

Tienen claras cuáles son sus amenazas, los megaproyectos turísticos, las minas, los eólicos, la lucha por el petróleo, la migración masiva de la juventud influenciada por la imposición cultural de los países poderosos, … y todo lo que quiere despojarles de su tierra y de sus usos y costumbres, sin respetar que son un pueblo ancestral en Honduras, un pueblo que ha tenido que sobrellevar muchas adversidades a lo largo de su historia y que no puede desaparecer sólo por intereses económicos.

En uno de los países que se dicen más inseguros del mundo, la violencia tiene muchas caras, y ésta, la que ejerce el poder, sigue siendo silenciada.

Y mientras nos nutrimos y crecemos conociendo nuevas culturas, crecemos en edad y a Miriam le ha tocado cumplir un añito más. Mucho que celebrar!!!!

















CAPÍTULO 8: NUESTRO TALLER CON LA COOPERATIVA DE COSTURERAS EN SAN SALVADOR


Estas mujeres no sólo son unas auténticas “mujeres montaña”* salvadoreñas, sino que, además, nos han demostrado que son unas increíbles actrices.




* Es el título de un libro que narra la historia de algunas mujeres salvadoreñas durante la guerra.


 
Unas imágenes valen más que mil palabras....


















PD: Agradeciendo siempre a la buena gente que nos acompaña en los lugares y nos acoge en sus hogares. 


Miri, Laura, Charo y Cristina
Laura, Nago, Charo y Cristina
Miri y Adalberto