El lunes llegamos al Lago Atitlán acompañando a Lesbia, una de Las Poderosas.
Ella
viene cada semana al lago para facilitar talleres de teatro con
grupos de mujeres procedentes de diferentes comunidades: Santa Lucía
Usulután, San Marcos La Laguna, San Pedro La Laguna, San Andrés, San
Lucas.
En las primeras sesiones las mujeres reflexionan sobre la violencia y las posibles salidas a esta realidad.
Después, ellas construyen las obras de teatro de forma colectiva partiendo de estas reflexiones y de sus propias vivencias.
Esta
forma de creación colectiva, a partir de sus propias vidas y de su
realidad, da al trabajo que realizan una fuerza que conmueve y que
penetra más allá de las artes escénicas.
Nosotras hemos
realizado un pequeño taller de vídeo participativo y reflexión en torno
al amor subversivo con uno de los grupos.
Ha sido una experiencia
llena de aprendizajes, risas, emociones, y mucha creatividad. Nos han
demostrado que son unas grandes actrices y que el amor es, sin duda
alguna, un motor de cambio en sus propias vidas. Nos
ha encantado conocerlas, su entorno, sus casas, su
fortaleza y su motivación para, a través del teatro, concienciar a las
personas que viven en sus comunidades y erradicar la violencia de sus
vidas.
Y aquí estamos, en este enorme lago
rodeado de volcanes, donde conviven diferentes identidades culturales,
lenguas y costumbres. Uno de esos lugares que alegran la
vista y abren la mente y el corazón para aprender otras formas posibles
de habitar esta tierra.
Un bonito lugar para despedirnos de este país en el que hemos estado bien acompañadas y cuidadas las últimas semanas. Mañana iniciamos camino hacia El Salvador.
Un abrazo fuerte,
Hasta la próxima parada...
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