jueves, 10 de abril de 2014

CAPÍTULO 5: REPORTANDO DESDE EL SALVADOR


Queridas y queridos,

Aquí reportándonos desde el paisito, es decir, El Salvador, concretamente desde San Salvador.

Llegamos el viernes a esta cálida tierra, y tan cálida, en todos los sentidos. Porque la temperatura es como para no salir mucho de casa, pero también la gente es de una amabilidad que hasta sorprende, “el país de la sonrisa” le llaman, y con mucha razón.

Esta vez la frontera fue un trámite un poco más largo que el anterior. Después de hacernos un cuestionario sobre nuestra querida furgoneta que, ¡madre mía!, no dejó detalle sin comentario, ni puntada sin hilo, como dicen por aquí, (que si el peso, el número de motor, el tipo de gasolina, etc, etc, etc), tuvimos que pasar por diferentes “ventanillas”, llegando finalmente a dar con “el profesional” más lento de todas las aduanas del mundo (y de toda la historia de las aduanas), que tardó en rellenar una hoja un tiempo indefinido que logró acabar con nuestra paciencia. En total dos horas y media para hacer un trámite, que bueno, en fin, sin comentarios, !!!!viva la burocracia!!!!. Pero pasar pasamos, eso sí, con un poquito menos de la paciencia que teníamos guardada en la reserva.

En los pocos días que llevamos por estos lares ya hemos hecho bastantes cositas. La verdad es que no paramos. Y, aunque la prioridad es nuestro proyecto, el trabajo no lo es todo en la vida.También hemos tenido tiempo para disfrutar de la ciudad y el re-encuentro con amigas y amigos queridos, pasar un día en el Puerto de la Libertad y la playa del Zonte, otro día de poza y campo en el río Sapo... Y, todo ello sin dejar a un lado, la búsqueda activa y permanente de una gran historia...

Una de las partes más importantes de nuestro sueño/proyecto es la de elegir cuál de todas las historias que vamos conociendo queremos documentar. Y es una parte difícil, porque por un lado, siempre está rodeada de mucha incertidumbre, muchos nervios, cierta prisa que nos entra porque sabemos que no tenemos todo el tiempo del mundo… Pero, por otra parte, lo estamos viviendo como una gran oportunidad para conocer gente y colectivos que están haciendo cosas tan esperanzadoras en el mundo, que sentimos que, de alguna manera, descubrir todas estas historias nos permite recuperar la fe en esta especie, en los seres humanos, y eso, de vez en cuando, es necesario en estos tiempos que corren.

Somos conscientes de que conocer una historia, conocerla de verdad, con todo, con sus grandezas y sus miserias, no es tarea fácil ni de unos pocos días, y un miedo que tenemos es hacer algo superficial (por aquello del tiempo y la rapidez).

Sin embargo, creemos que lo bueno es que nuestra manera de llegar a estas historias es siempre de la mano de otras gentes que nos van guiando, y eso ayuda. Y otra cosa importante para nosotras es que intentamos acercarnos siempre con una mirada apreciativa y valorativa, porque nuestra intención es estar abiertas a ver cuál de las historias es la que más nos mueve, inspira o sugiere.

En México este proceso fue un poco diferente, teníamos muchas historias en mente, conocidas y lejanas, pero elegimos una de ellas, y allí que nos lanzamos, sin dar muchas vueltas ni hacer muchas investigaciones previas. Tal vez, era la ventaja de estar un poco “como en casa”, ya que ambas hemos vivido en esos rumbos los últimos años y conocíamos un poco la realidad de México, que como dice un amigo, es un país con un nivel de ultraje tan grande que sólo es comparable con el nivel de dignidad de la gente. (Cuánta sabiduría tienen nuestros colegas!)

En Guatemala, fue todo un proceso esto de elegir la historia. Porque nuestra primera idea era documentar la historia de un grupo de mujeres que trabajan en torno a la violencia sexual vivida durante la guerra civil, y que ya conocíamos previamente, pero por una cuestión de tiempos y disponibilidades al final se complicó un poco. Luego empezamos a preguntar, escuchar y conversar con muchas personas de la ciudad, y hubo un momento en que teníamos varías ideas interesantes. Entre otras cosas, visitamos una organización que trabaja con personas que viven en el basurero de la zona 4 de Ciudad de Guatemala. Es un proyecto educativo, tienen una escuela, y también un proyecto de alfabetización de madres y de cooperativa de trabajo con materiales reciclados. Nos llamó mucho la atención la idea, lo que hacían, el trabajo tan potente con gente que está tan estigmatizada en la sociedad. Pero la realidad fue que al conocer la entidad que lo promovía nos quedamos con una sensación extraña. Porque, por un lado, nos parece que hacen un trabajo importante y que las familias que participan tienen vidas muy inspiradoras, pero, por otro lado, la filosofía de la organización nos dejó un regustillo a asistencialismo puro y duro que nos echó un poco para atrás, “gringos que vienen a expiar sus culpas” como nos dijo un amigo guatemalteco. (Otro sabio!)

Y ahora, en El Salvador, estamos en esa etapa de investigar, conocer, indagar… El lunes fuimos a una comunidad, Segundo Montes, formada por gente desplazada durante la guerra del Salvador, que tras el conflicto regresaron a su tierra y ahora tienen un sentido de la comunalidad que no tenían antes de vivir como refugiados en Honduras. Durante años trabajaron en escuelas de Educación Popular, hasta Paulo Freire vino a formar a los maestros y maestras, pero en la actualidad esto ha cambiado y las escuelas pertenecen al gobierno. Una gran historia que nos ha encantado conocer, pero que, en nuestra opinión, forma más parte del pasado que del presente. Así que, la búsqueda continúa y ya hemos llenado nuestra agenda para ver qué pasa y qué nos encontramos. Mañana vamos a conocer la experiencia de unas mujeres que ante la falta de empleo se organizaron en una cooperativa de reciclaje en su comunidad. El sábado vamos a conocer una cooperativa de campesinos y campesinas que a pesar de las condiciones adversas (la migración, la escasez de agua, la poca fertilidad de la tierra, la falta de accesibilidad a escuelas...) colectivizan su trabajo para salir adelante. El lunes vamos a conocer a una mujer que fue costurera y ahora trabaja en un sindicato para luchar por los derechos laborales de otras costureras que se quedaron sin trabajo tras el cierre de la maquila en la que las explotaban....

En fin, que como podéis comprobar historias no nos faltan y estamos aprendiendo mucho de cada experiencia y encuentro, empapándonos hasta los huesos de esa dignidad que transmite la mirada de esta gente comprometida con la trasformación de su realidad, con un sentido de lo común (lo que es para el bien común y no individual) tan enraizado , que te ayuda a entender que lo que les pasa aquí, tiene que ver también con nosotras y nosotros. No es solamente su historia, es algo que influye también en nuestra historia y que tiene que ver con la humanidad entera.

Y así vamos continuando el camino, preguntándonos cómo hacer para que toda esta constelación de cosas que suceden en el viaje (la disponibilidad de la gente y la nuestra, nuestros valores y lo que es importante para nosotras, la apertura de la gente y los colectivos, ...) se combinen y podamos documentar y compartir una historia, de tantas, con toda la profundidad que nos es posible.

Por lo demás, seguimos bien cuidadas y acogidas en casas de gente querida. En nuestro paso por el Lago Atitlán de Guatemala estuvimos en casa de Lorea y su perra Sugar, y ahora en el paisito, nos quedamos en casa de Cristina, Charo y su gato Garua, … Muchas gracias a ellas por hacernos sentir tan cómodas en nuestra vida nómada de ahora.

Un abrazo desde este lado del mundo,

Las chicas errantes

PD: En el apartado de "Fotos y Vídeos" hay un nuevo álbum con fotos de los talleres en Guatemala.

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