miércoles, 25 de junio de 2014

CAPÍTULO 13: LA FUERZA DEL AGUA.



Desde Ciudad de Panamá, la última parada de nuestro viaje...


Ahora mismo estamos en Ciudad de Panamá, llegamos hace una semana. 
Y se nota que estamos llegando al final de la parte viajera de nuestro proyecto, 
porque andamos nerviosas, 
con algunas inquietudes, 
con la memoria llena de encuentros y gentes que nos han tocado dentro, 
con la mirada llena de lugares, 
con un cierto cansancio también, 
con muchos kilómetros a la espalda, 
muchas fronteras y gestiones que van agotando la paciencia, 
con muchas incertidumbres por lo que está por venir, 
con algunas preocupaciones por ahí (porque ahora queremos vender nuestra querida furgoneta, que ha sido una gran compañera, y creemos que no va a ser nada fácil, la verdad), 
en fin, con mil sensaciones diferentes que cada día nos atraviesan. 
Y ni siquiera hemos tenido un ratito para sentarnos a escribir sobre nuestro paso por Costa Rica...

Sobre Costa Rica no habíamos recibido previamente demasiados contactos para realizar nuestro proyecto, y nada más llegar nos pusimos en la búsqueda de historias, tan ávidas de conocer como en los otros lugares, aunque eso sí, con ese cansancio que ya se nos va acumulando. Nos encontramos con mucha gente, y nos contaron diferentes posibles historias sobre gestión cultural, teatro social y otros asuntos interesantes, pero finalmente nos decidimos por la fuerza del agua. Os contamos.


Volcán Tenorio


En Costa Rica, ese país que se vende al exterior como paradigma de la gestión del cuidado ambiental en muchos sentidos, hay una realidad en las comunidades rurales que nos llamó mucho la atención: La gestión comunitaria y autogestionada de los sistemas de agua.

Hace años, cuando comenzaron a conformarse las comunidades rurales, el gobierno desatendió el abastecimiento de agua en estos lugares y la gente tenía que ir a buscarla y caminar lejos, y por eso empezaron a organizarse comunalmente con sus propios recursos y a construir el sistema que lleva agua a sus hogares, sus propios "acueductos comunales", como ellos y ellas les llaman. Actualmente, el gobierno ha delegado esta función a las comunidades. 



Greivin
Jorge






Cinthya
German










Son vecinos y vecinas que de forma voluntaria dedican su tiempo al cuidado y mantenimiento del acueducto, no reciben ninguna remuneración económica. Lo hacen por amor a su comunidad, por amor a los recursos naturales, por amor a la naturaleza, por amor al agua, porque como ellas mismas dicen no sólo lo hacen por llevar agua a sus hogares sino por hacerlo de una forma armoniosa, sin destruir el entorno, entendiendo que el agua es un recurso muy valioso que hay que cuidar y proteger.


Lago azul
Río Celeste
Teñideros










Tienen claro que es preferible que la gestión del agua sea comunitaria porque al manejarse localmente el sentido de pertenencia es mayor, y esto favorece la protección. Saben que el amor que le ponen al cuidado de sus nacientes, de su agua, de su acueducto, no se lo pondría nunca el gobierno. 

Dicen que el agua no tiene valor calculable, porque no es de nadie, y prefieren gestionar su propio recurso e ir haciendo las mejoras en el sistema con el dinero que pagan mes a mes, sin que nadie pueda especular con este recurso vital. 




Tienen claro que una gran amenaza para el agua es la privatización y saben que los gobiernos muchas veces actúan movidos por el poder del dinero y no por el amor a los pueblos y la tierra. 

Y así llegamos a conocer El Dos de Tilarán, un caserío al que se accede después de varios kilómetros de camino de tierra, ya que no tienen carretera pavimentada, y conocimos a Doña Teresita, que es la encargada de velar porque el acueducto de su comunidad esté bien cuidado. Una mujer que dedica su vida a su comunidad.





Nos gustó la idea de visibilizar cómo la organización comunal, el trabajo en pro de lo común, el amor a la tierra y el cuidado de los recursos, dan una fuerza inmensa a las comunidades, y hacen que las cosas puedan funcionar lejos de la lógica de la acumulación y destrucción de la tierra. 







 
Dicen que el agua es muy especial porque es suave, nos da la vida, puede ser cristalina, algo hermoso, pero que también tiene una fuerza capaz de horadar las rocas más duras, capaz de abrir caminos, capaz de llevarse por delante lo que le impide el paso. Una fuerza como la de estas comunidades.





“Agua para todos, pero no para todo... Optimizar este recurso natural y evitar el derroche será la única solución para las necesidades del 2030”. 
 José Luis Gallego.





Y ahora estamos en Ciudad de Panamá, donde ya hemos elegido la historia que queremos documentar y este mismo jueves comenzamos con ella.

Esta va a ser una historia que también tiene que ver con el agua, pero desde otra realidad muy distinta...

Un pueblo indígena de Panamá. Una cultura originaria. Gente que conserva su propio alfabeto. Comunidades que serán cubiertas por agua. Campamento de resistencia. Una tierra olvidada. Mucho que conocer para poder contar.

Esto será en el próximo capítulo...

Un abrazo grande 




PD: Gracias infinitas a Shi por acogernos en su casita de San José con tanta confianza y tanta generosidad...




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